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El perfil psicológico del Joker

El perfil psicológico del Joker

Si hay una realidad que define por completo al Joker es el trastorno de la personalidad antisocial. En este trastorno de conducta, el sociópata se caracteriza básicamente por no ajustarse a las normas sociales y por cometer actos violentos y delictivos.

Además, dentro de la tipología de psicópatas es un psicópata criminal y sádico (en la forma de perpetrar sus crímenes hace sufrir a los demás, los humilla e intenta el dominio completo de sus vidas). Su personalidad, es la expresión extrema del caos, un criminal sin sentido que se deleita con su naturaleza asesina.   

Tal vez la delgada línea entre la locura y la cordura se aprecia en el filme Joker del 2019 y hace que se vea aún más difusa y delgada está línea, no por los actos de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) sino por la empatía que genera el personaje principal y cómo el director logra comprometer al espectador con la vida triste del personaje.

La mayoría de los «monstruos» no nacen, los crea la propia sociedad, pero en este caso en específico. ¿qué más podríamos decir sobre Joker?

Viene a plantear la idea de la influencia que ejerce la sociedad sobre un individuo. Cómo este mismo puede desarrollar o no herramientas para vivir dentro de lo que se considera “socialmente normal”, o directamente ser catalogado por psiquiatras y psicólogos como un “trastornado” o “psicópata” entre otros adjetivos y diagnósticos.

Por lo cual surgirían las siguientes preguntas: ¿quién construye a un “monstruo”? ¿Sus padres, su entorno, tal vez sea uno mismo? O sencillamente, una conjunción de elementos yuxtapuestos que desembocan en un comediante frustrado queriendo ser presentado al mundo como el Guasón, que toma pastillas para poder convivir con el otro en armonía. Pero al no poder lograrlo por las buenas decide “romperlo todo” e ir encontrar de todo lo estlecido.

Joker es una película que dió mucho de qué hablar; no solo por la brillante interpretación que hace Joaquin Phoenix del némesis de Batman sino por cómo se muestra la patología psicológica del Joker y todo lo que hay detrás de la risa diabólica de este payaso.

Existe un antecedente que vale la pena mencionar:

La noche del 20 de julio de 2012 en la que un joven de 23 años con el rostro tapado por una máscara asesinó a tiros a 12 personas durante la proyección de El Caballero Oscuro, de la franquicia de Batman. El rumor de que la masacre fue inspirada en el personaje del Joker se esparció por todos los rincones de la web, aunque las pericias psicológicas nunca pudieron confirmarlo. De esta manera, un grupo de familiares de las víctimas del crimen le mandaron una carta a Warner Bros expresando su inconformidad ante el estreno de la nueva película del némesis de Batman.

La bola de nieve se siguió alimentando cuando algunos cines del mundo comunicaron que no se iba a poder ingresar a ver la película con máscaras o armas de juguete. 

El personaje y la película levantaron polémica en torno a la representación de la salud mental a lo largo de la trama y se plantearon varias preguntas: ¿es una construcción fiel?, ¿cuál es el diagnóstico de este villano?, ¿podría ser un incitador a la violencia?

Pues demos las respuestas a estas preguntas.

Primero debemos hablar de
¿Quién es Arthur Fleck? Y realizar un análisis psicológico de este espersonaje.

En este contenido analizaremos la construcción de Joaquin Phoenix como el mítico personaje. Nos animamos a un análisis psicológico de Joker, un personaje que como nunca antes se arriesga a tocar la fibra de la empatía, corriéndose del mal por el mal en sí mismo como estábamos acostumbrados a conocerlo.

Antes de comenzar con el análisis psicológico de Joker (o Guasón), vale aclarar que el mismo contendrá SPOILERS.

En la película Guasón (Joker, 2019) se nos viene a plantear la idea de la influencia que ejerce la sociedad sobre un individuo. Cómo este mismo puede desarrollar o no herramientas para vivir dentro de lo que se considera “socialmente normal”, o directamente ser catalogado por psiquiatras y psicólogos como un “trastornado” o “psicópata” entre otros adjetivos y diagnósticos.

A medida que avanza Joker vamos viendo cómo todas las estructuras de las paredes que contienen la psiquis de Arthur Fleck se van desmoronando poco a poco.

Partamos de la base de la imagen propuesta de Ciudad Gotham, donde todos sus habitantes caminan entre la basura debido a una huelga de los recolectores sin reparar en ello, pareciendo que nadie repara en el olor putrefacto que los invade y los recubre a pesar de haber estado 10 días con bolsas de residuos entre ellos. Este análisis psicológico de Joker nos invita a pensar esa situación como analogía de lo que siente Arthur cuando admite que se siente solo, con la sociedad marginándolo sin una muestra de afecto o empatía hacia su enfermedad mental. Todos saben que existe, pero pasan por encima de él, como si no estuviera ahí.

También podemos mencionar que el instinto de supervivencia de Arthur está ligado a sostenerse del discurso del otro, evitando así caer por la cornisa, algo que podemos ver desde el inicio de la película cuando asume que su apodo es “HAPPY” (puesto por la madre) y con la frase que ella le decía “Siempre poner cara feliz”. Por eso él elige profesiones como la de comediante a pesar de no tener gracia, o ser un payaso callejero, lo que claramente fue por la imposibilidad de poder elegir por su cuenta y al inclinarse por el discurso que le impuso la madre, esto contribuye a la trama.

Otro punto importante dentro del film que nos marca la construcción del personaje, es el vínculo ficticio que sostiene con Franklin Murray (Robert De Niro). Al principio fantasea con la idea de que sería su padre ideal; luego esta idea de figura paterna se concreta cuando Arthur decide que el propio Murray le de nombre e identidad a su ser, como todos los padres y madres del mundo le dan identidad a sus hijos poniéndoles un nombre al momento de nacer.

Todos “matamos” simbólicamente a nuestros padres, por ejemplo, eligiendo una profesión distinta, adoptando hábitos propios que le son ajenos a ellos. Eso es lo que nos hace madurar y borrar esa imagen que nuestros padres tenían de nosotros. En el caso de Arthur, la parte simbólica se encuentra ausente y por eso mismo es que los mata de verdad: porque para él solamente existe lo que es real, tanto la madre, como a la figura paterna que eligió. Esa fue la única herramienta que tuvo para despegarse de ellos.

Los niños en el juego simbólico tienen la capacidad de jugar a ser Supermán, se disfrazan y actúan como tal. En el caso de Arthur Fleck no puede jugar a ser payaso, por eso decide teñirse el pelo y vestirse como tal, ya que él es el Guasón y lo será para siempre desde el momento en que lo eligió.

Siempre se intentó vincular directamente al Guasón con el Caballero de la Noche, como la cara inversa de la moneda. Aunque habría que debatir: si realmente uno existe gracias al otro, ¿son realmente dos caras de la misma moneda? En algo podemos estar de acuerdo: los dos tienen motivaciones distintas. Uno intenta destruir todo, mientras que el otro intenta recomponer ese caos, ese desorden, que para muchos a veces es necesario.

Hay algo en lo que ambos confluyen, y es en sus trastornos de personalidad. Aunque por diferentes motivos, estos son comportamientos o actos que se encuentran lejos de lo esperado o lo establecido por una cultura o sociedad.

Se nos presenta a Arthur Fleck como un niño que fue maltratado, abandonado, que siempre estuvo solo, y a la larga estas situaciones con un psiquismo débil y con cierta tendencia al colapso, pueden desencadenar trastornos de personalidad antisocial. Muchas veces la personalidad antisocial es vista como una psicopatía leve.

Aquí se puedemos analizar a un adulto que no muestra culpa o arrepentimiento por sus actos, pero no es solamente un trastorno de la personalidad antisocial lo que padece Arthur, sino también un trastorno de la personalidad por evitación, es decir, que puede resultar fácilmente herido o lastimado cuando alguien lo agrede o lo ataca directamente. A su vez, considerarse poco atractivo para otros también es un efecto que genera y que construye paulatinamente una bomba de tiempo.

Para los especialistas, el peligro de la película está en alimentar ese estereotipo categórico que indica que los hombres y las mujeres con una personalidad psicopática o con un trastorno de la personalidad antisocial terminan siendo asesinos. 

“Joker no es muy diferente a otras películas de otras épocas como Taxi Driver. Sin embargo, lo que pasa hoy es que la gente está mucho más predispuesta a que pueda pasar algo, está mucho más temerosa”

Si ya sé que se trata tan solo de un personaje de un cómic pero aún así, nos seduce. Y que nos fascine alguien que comete actos atroces, un sociópata con aires de grandeza guiado básicamente por el deseo de venganza, es algo que al mismo tiempo nos inquieta, nos preocupa, ya que contradice incluso muchos de nuestros valores y principios morales. Ahora bien, el perfil psicológico del Joker va mucho más allá del mero icono cultural.

Por ese motivo, me propongo hacer un desglose de qué enfermedades tiene este personaje de DC Comics para hacer una aproximación y entender así dónde comienza y dónde termina su parte como criminal.

El universo conceptual que se inscribe detrás del villano más multifacético del mundo del cómic trasciende incluso los límites de su propia personalidad.

1. El villano ha estado hospitalizado y medicado. Pero ¿por qué ha sido así? 

“Siempre lo hemos catalogado de psicópata y no es natural que los psicópatas estén hospitalizados”

Es aquí donde entra esa risa histérica, descontrolada y  compulsiva del Joker, que en otras películas ha sido esbozada por actores como Jack Nicholson, Heath Ledger o Jared Leto y por supuesto Joaquín Phoenix.

Pero hablemos del trastorno de la risa.

Una marca distintiva del Joker de Phoenix es la risa espontánea. Una condición que muchos pusieron en duda, pero que algunos especialistas aseguran está basada en la afección seudobulbar. Esta condición provoca estallidos de risa o llanto incontrolables y se manifiesta, por lo general, en personas con lesiones cerebrales o afecciones neurológicas. Puede causar vergüenza, aislamiento social, angustia y depresión.  

“Es epiléptico…específicamente padece Epilepsia Gelástica, que se caracteriza por crisis de risa incontrolable”.

Este tipo de epilepsia se asocia “a una malformación del sistema nervioso central llamada hamastoma hipotalámico”, que es esa carcajada incómoda y percibida como inapropiada por el paciente pero que no puede evitarlo. De hecho, es un síntoma “prácticamente intratable a pesar de la medicación”.

Esta malformación también produce manifestaciones psiquiátricas como son los trastornos de conducta y alteraciones del ánimo como la irritabilidad y la ira. “¿Les suena conocido? Sí, nuestro Joker tiene un fuerte componente orgánico (enfermedad física) en su psicopatía”.

Concretamente, en lo que se refiere a los tipos de psicópatas que existen ya descritos por los expertos, el Joker iría en la clasificación de psicopatía epileptoide de Ernst Kretschmer, explosivo por Kurt Schneider e impulsivo por Homburguer.

En lo que se refiere a la parte psicológica y bases psicodinámicas para la estructura de la personalidad, la psicopatía surge en los inicios tempranos de la infancia, aunque también cuenta con un fuerte componente genético. 

“Estas estructuras son consecuencia de la pugna entre las pulsiones infantiles perversas y los mecanismos de represión, que oponen dichas pulsiones a las tendencias sociales o morales del individuos. La deformidad del carácter es resultante de esta pugna entre instinto y moral”.

El Joker es lo que Thomas Hobbes definió en su Leviatán. 

Homo homini lupus es una locución latina de uso actual que significa 'el hombre es el lobo del hombre' o 'el hombre es un lobo para el hombre'. ​ Se cita con frecuencia cuando se hace referencia al origen individual, egoísta y violento del hombre.

Es el resultado de una humanidad claramente defectuosa e inherentemente corrupta. En medio de ese escenario de bajeza moral y oscuridad, el célebre antagonista de Batman, buscaba intensificar aún más esa destructividad casi innata de nuestra sociedad.

Como nos señala Peter Vronsky, escritor y especialista en psicología criminal, la mayoría de los «monstruos» no nacen, los crea la sociedad.

El villano, ¿nace o se hace?

Existe una serie de cuestiones que tienen que ver con el debate que más se ha generado sobre el Joker, su maldad y su impulso criminal. Es decir, sobre esa empatía que se puede llegar a evocar por él pese a ver su alto frenesí asesino.

“Si bien el Joker es un marginado social y su psique temprana sufrió un  trauma que lo convirtió en psicópata, también padece una enfermedad física que lo predispone al crimen (aunque no lo justifica)”.

Se han preguntado ustedes ¿por qué empatizamos de un modo tan intenso con El Joker?.

Posiblemente, nunca habíamos visto a un villano tan humano y, a su vez, tan vulnerable. Es imposible no meterse en sus zapatos de payaso al ver su enfermedad y la carencia de una sociedad incapaz de asistir y dar una respuesta efectiva a quien lo necesita.

El mundo de Gotham puede extraporlarse perfectamente a nuestra sociedad actual. Ahora bien, algo que por contra no debemos relacionar es el vínculo entre las enfermedades mentales y la violencia. 

El perfil psicológico del Joker es complejo, pero ningún trastorno justifica los actos poco éticos que vemos en la película. Es más, la gran parte de hombres y mujeres con una personalidad psicopática o con un trastorno de la personalidad antisocial, no son homicidas.

Este villano “disfruta” poniendo en otros la angustia “que no puede permitirse sentir” como psicópata.

“Debido a su organicidad, la naturaleza de sus crímenes es sumamente violenta e impulsiva.Podría controlarse pero no escoge esto, le da rienda suelta a sus instintos”. 

Este personaje no oculta sus crímenes e inconscientemente busca ser castigado, “su narcisismo y búsqueda de reivindicación lo terminan por encarcelar”.

Perfil de asesino y su castigo

Entonces, ¿por qué mata? Aquellos que no habían descubierto al enemigo de Batman simplemente apuntarían que el payaso de sonrisa malvada era preso de la locura.

Una de las claves.

“El homicidio implica un quiebre de las fuerzas represoras del super-yo. Esto le sucede cuando se da cuenta de que no tiene nada que perder, en este punto ni siquiera sabe de dónde viene, perdió su identidad. Nada importa ya”.

Ahora bien, hemos llegado al punto Jurídico, al punto de cuestionar si el Joker es imputable de delitos a pesar de su trastorno neuropsiquiatrico, se plantea si es o no un delincuente y si debe ser castigado. La respuesta es un "sí", pero teniendo en cuenta que se debe comprender el concepto de enfermedad mental y de los criterios que debe cumplir el trastorno para ser juzgado o no.

Primero debemos comprender el concepto de enfermedad mental suficiente, el cual es un trastorno que debe cumplir con 3 criterios:

1. No existe capacidad de juicio.
2. No existe capacidad de raciocinio.
3. No existe capacidad de actuar libremente.

¿Nuestro Joker los cumple? Claramente se ve que NO.

Veamos a continuación, qué características podrían definir el perfil del Joker.
La incontinencia afectiva.

Una de las características más llamativas del Joker es su risa incontrolable, escandalosa y, a menudo, hasta poco oportuna. Lejos de ser una invención de la industria DC cómic es interesante saber que se trata de una enfermedad real.

La incontinencia afectiva o afección seudobulbar tiene como origen un daño neurológico, bien a causa de un impacto, un accidente o debido a una enfermedad neurodegenerativa.

Un pasado traumático

Gran parte de los asesinos en serie de nuestra historia y de personas que cometen actos de gran violencia son sobrevivientes de algún tipo de trauma en la primera infancia.

Realidades tan dramáticas como el abuso físico o sexual, la disfunción familiar o incluso progenitores emocionalmente distantes o ausentes genera en el cerebro infantil serias secuelas. Este es el caso precisamente de Arthur Fleck, quien más tarde da paso al personaje del Joker.

Como curiosidad, cabe señalar que el trauma es el único elemento recurrente en gran parte de las biografías de la mayoría de los asesinos de nuestra historia. Una curiosa excepción sería la de Ted Bundy, quien entraría en ese componente biológico de la maldad, tal y como nos señalarían autores como la doctora Art Beaudet, del departamento de Genética Molecular y Humana de la Universidad de Medicina en Houston, Texas.

El trastorno de la personalidad antisocial.

Si hay una realidad que define por completo al Joker es el trastorno de la personalidad antisocial. En este trastorno de conducta, el sociópata se caracteriza básicamente por no ajustarse a las normas sociales y por cometer actos violentos y delictivos.

Asimismo, lleva a cabo un patrón repetitivo y persistente donde violar derechos básicos sobre las personas y la sociedad en general son la constante.

Aparece la agresión, los hurtos y el desafío a las leyes y normas sociales.

Ahora veamos:

¿Qué dicen los expertos?

El psicólogo forense y experto en criminología, Gustavo Álvarez, señala que para determinar el perfil psicológico del Joker hay que entender la película como un proceso.

Según este especialista, existe un factor predisponente en Arthur: un trastorno psicológico que oscila entre la psicosis y la esquizofrenia.

 Ahora bien, a lo largo del film el protagonista intenta manejar y reprimir esta condición con los pocos recursos que posee. Pero, el abandono por parte del sistema de salud y el hostigamiento de la sociedad no lo ayudan con su cometido.

En este sentido, el entorno hostil y las experiencias traumáticas fungen como “factores detonantes” de su propia condición. Entre los más notorios: cuando Arthur descubre que su madre lo engañó toda su vida, o cuando el comediante de televisión que él admira lo ridiculiza.

Por su parte, El psicoanalista Jorge Bafico afirma que, en la transición de Arthur hasta el Joker, se observa cómo éste identifica el propósito de su vida en la violencia. Con respecto a esto, Bafico explica:

“Es terrible pero, para él, asesinar es terapéutico. Le encuentra un sentido a la vida y mata para no matarse”

Con respecto a esto, Álvarez afirma que el Joker terminó encontrando su lugar en el delito y hasta él se sorprende cuando descube que se encuentra a sí mismo cuando mata. Asimismo, destaca que en el mundo real se pueden evidenciar la misma situación de la película:

“Muchachos que tenía un vacío existencial muy fuerte, que no tienen proyectos de vida, y encuentran pertenencia y pertinencia en la subcultura criminal"

El Joker y nuestro deseo silencioso por romper las normas.

El Joker gusta y destila a su vez un controvertido encanto para la población en general. Y esto se debe básicamente a dos cosas, la primera es que por primera vez hemos logrado empatizar con el ser humano y no solo con el personaje.

En esta última producción, y debido sobre todo a la sublime y hasta sobrenatural actuación de Joaquin Phoenix, se nos presenta el renacer de un Joker como consecuencia de una serie de eventos tan dramáticos como cercanos a su vez.

2. Hay algo evidente: sus crímenes no están alimentados por el deseo de dinero u otros fines materiales. Sus motivaciones son ideológicas y filosóficas. Es la oscuridad rebelada tras un trauma, la sombra que emerge tras el impacto de una sociedad que agrede, que ignora al débil, que se autoalimenta de su propia corrupción.

Ahora hablemos de la sombra que hay dentro de nosotros.

Estas ideas nos recuerdan, sin duda, al concepto de Sombra del que nos habló Carl Jung. En nuestro interior habitan unos impulsos adversos que debemos aceptar y sacar a la luz para sanarlos y proceder a la sanación. El perfil psicológico del Joker nos muestra que el personaje no solo deja escapar su Sombra, sino que lejos de sanarla sale a bailar con ella y la deja libre.

En cierto punto, habría que analizar si el Guasón es víctima de la sociedad en la que le tocó nacer o no tuvo las herramientas suficientes como para poder superar todo lo que le tocó vivir, encima sin la contención de alguien que lo acompañe durante su vida. Quizás su personaje invita a empatizar con él porque todos en algún momento nos hemos sentido un poco así, un poco víctimas de alguna injusticia que hayamos tenido que enfrentar, pero tal vez nuestro entorno fue más favorable y no terminamos intentando “ver el mundo arder”.

Joker representa quizá esa parte de nosotros que ansía romper las reglas y reaccionar. De ese modo, si el Joker de Nicholson nos trajo a un gánster, el de Heath Ledger a un agente del caos, el Jared Leto a un sociópata, con Joaquin Phoenix vemos ante todo una clara señal de advertencia y una invitación directa a reflexionar como sociedad.

Todos necesitamos sostenernos de cómo la sociedad nos ve y qué lugar ocupamos en esa red entre lo individual y colectivo. Entonces, ¿por qué los “locos” quedan excluidos? ¿Por qué continuamente tendrían que prescindir de ese lugar de la sociedad?

Ante la negligencia social y el desamparo institucional, ¿el Joker podría ser cualquiera de nosotros?

Este análisis psicológico de Joker nos invita a pensar esa situación como analogía de lo que siente Arthur cuando admite que se siente solo, con la sociedad marginándolo sin una muestra de afecto o empatía hacia su enfermedad mental. 

Todos saben que existe, pero le pasan por arriba como si no estuviera ahí.

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